PARQUE NATURAL SIERRA CUENCA

El Parque se sitúa al noreste de la provincia de Cuenca, incluyendo buena parte de la conocida como Serranía Alta de Cuenca. Forma parte del Sistema Ibérico Meridional y comprende una superficie de 73.743 has.

La red hidrográfica está estructurada en dos cuencas: la cuenca del Júcar, que ocupa la mayor parte del territorio (contando con el nacimiento de este río dentro del Parque) y la cuenca del Tajo, en la mitad noroccidental.

El principal humedal es el complejo palustre de Uña, que tiene su origen en el represamiento tobáceo del arroyo del Rincón.

El relieve de la zona está dominado por altas parameras o “muelas” (Muela de la Madera, Muela de Valdecabras), destacando las hoces y cañones, así como los “tormagales” o “ciudades encantadas”. Siendo excelentes representantes, a nivel nacional de estas formaciones la Ciudad Encantada de Valdecabras y Los Callejones de Las Majadas. Estas muelas están fragmentadas por algunos surcos intramontañosos (Tragacete, Uña, Valdemeca) donde se abren amplios valles, o bien están seccionadas por las denominadas “hoces”.

Es de destacar en el territorio la gran continuidad y extensión que presentan las masas forestales, y particularmente los pinares que dominan el paisaje vegetal, conformando una de las masas forestales naturales más extensas de España.

La diversidad florística de este territorio se ve muy ampliada por la presencia de numerosas hoces excavadas por los ríos, cuyas particularidades las han convertido en un importante refugio de flora propia de latitudes más norteñas, con tilares de Tilia platyphyllos, acebedas de Ilex aquifolium, tejeras de Taxus baccata y tembleras de Populus tremula.

Las masas de pino negral o laricio (Pinus nigra, subsp. salzmannii) de la Serranía de Cuenca se encuentran entre las más extensas y mejor conservadas de toda la Península Ibérica. Estos pinares son los más abundantes y dominan la zona occidental del Parque, ocupando suelos calizos desde las zonas más bajas hasta los 1.400 m. Los pinares de pino albar forman la banda superior del bosque de los macizos montañosos del Sistema Ibérico (generalmente a partir de los 1.500 m.), con masas extensas en el sector oriental del Parque.

La presencia de las poblaciones ibéricas más meridionales de roble albar Quercus petraea, constituye una de las singularidades florísticas del territorio. Quejigares, encinares y sabinares albares completan el elenco boscoso, siendo más abundantes en altitudes medias del Parque.

La elevada variedad de ambientes de montaña que alberga la zona favorece el desarrollo de una alta biodiversidad faunística. Entre los mamíferos, el Parque sustenta buenas poblaciones de mustélidos (tejón, garduña y nutria) y otros carnívoros como el gato montés. También destaca la presencia de cabra montés, corzo y venado. Los valles y cañones fluviales excavados por los ríos Júcar y Escabas, y los numerosos cortados que existen en la zona, permiten la nidificación de un elevado número de parejas reproductoras de aves: el alimoche común (Neophron percnopterus), el águila real (Aquila chrysaetos), el halcón peregrino (Falco peregrinus), el búho real (Bubo bubo) y el buitre leonado (Gyps fulvus). Como ave de máximo interés, el águila perdicera es la especie más rara y de mayor rango de protección, al estar declarada “en peligro de extinción” en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Castilla-La Mancha.

En los ríos de toda la zona son frecuentes el mirlo acuático (Cinclus cinclus) acompañado de lavanderas y martín pescador. En la Laguna de Uña aparecen algunas aves acuáticas singulares como el zampullín chico (Tachybaptus ruficollis) y cerceta común (Anas crecca). Todos los ríos de Parque tienen la consideración de aguas trucheras, constituyendo uno de los mejores reservorios de la apreciada trucha común, acompañada de algunos ciprínidos autóctonos como el barbo, la bermejuela y el cachuelo. La trucha común mantiene una de las escasísimas poblaciones genéticamente puras (razas mediterráneas) en el arroyo Almagrero o de la Herrería de los Chorros.